La explosión de un coche bomba en medio de enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas del orden del gobierno sirio, deja hasta el momento 37 fallecidos y más de un centenar de heridos. El atentado fue perpetrado en una mezquita de la localidad de Rankus, en la periferia de Damasco.
El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Adelrahman, informó hoy que la mayoría de las víctimas son civiles y combatientes que se oponen al régimen Bashar Al Assad y que lo más probable es que la cantidad de muertos continúe subiendo. Según activistas opositores, la cifra verdadera es de 70 personas fallecidas.
La explosión se registró luego de que los fieles salieran del templo al término del rezo musulmán alrededor del medio día de este viernes, sesión religiosa más importante de la semana para los creyentes.
Cadenas internacionales informan que aún es confuso determinar exactamente como sucedió el hecho y que lo más probable es combatientes se hayan ocultado entre los fieles por lo que a penas salieron de la mezquita se enfrentaron a los militares.
De confirmarse la cifra de muertos, el atentado se convertiría en unos de los más graves desde el inicio de la guerra armada en marzo de 2011. Incluso, la activista Iman al Huda expresó que muchos de los cadáveres han quedado calcinado.
Asimismo, organizaciones del país árabe han denunciado en las últimas horas fuertes bombardeos por parte de la aviación siria contra la aldea de Al Hader, el mismo que habría dejado once muertos, entre ellos una mujer y un niño.