María Esther Ayala Céspedes dejó su natal Santa Cruz hace 16 años para ir a trabajar a España y así poder ayudar los gastos en la recuperación de su madre. Estando en ese país se enamoró del peruano Miguel Ángel Rivas Gálvez, con quien tuvo un hijo.
Al enterarse de la muerte de la mujer que le dio la vida, doña María viajó a Bolivia para la sepultura sin imaginar que su esposo la perseguiría y le arrebataría a su único hijo, a quien después trajo a Perú.
Hoy pide ayuda a las autoridades peruanas para poder regresar a su país y volver a ver a su hermana que padece una enfermedad terminal. Sabe que ella está en cama y se moviliza en silla de ruedas. Además tiene que pedir ayuda a los vecinos para poder alimentarse y asearse.
Aunque desea viajar a Bolivia, María Ayala no quiere abandonar nuestro país sin su pequeño hijo, de quien solo tiene la custodia provisional. Ella nos cuenta que decidió separarse de su pareja sin embargo continua sufriendo maltratos físicos y psicológicos.
