En un momento clave para la salud pública mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la adopción del Tratado Global sobre Pandemias, un acuerdo histórico que apunta a mejorar la preparación, prevención y respuesta ante nuevas amenazas sanitarias. El documento fue aprobado en la asamblea anual de la OMS celebrada en Ginebra, tras más de tres años de intensas negociaciones entre los Estados miembros.
PACTO GLOBAL TRAS EL FRACASO FRENTE AL COVID-19
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó el acuerdo como una "victoria para la salud pública, la ciencia y la acción multilateral". El texto responde a los errores evidenciados durante la pandemia del COVID-19, cuando países en desarrollo quedaron sin vacunas ni insumos básicos mientras las naciones ricas acaparaban los recursos. La comunidad científica coincide en que una nueva pandemia es inevitable, y este tratado busca evitar una nueva catástrofe sanitaria.
El documento establece protocolos para una coordinación temprana y eficaz, lo que permitirá a los países compartir información crítica, acelerar la producción de vacunas y garantizar el suministro de productos médicos esenciales. El enfoque es global, pero con una fuerte énfasis en la equidad.
ESTADOS UNIDOS AUSENTE DEL ACUERDO IMPULSADO POR LA OMS
El acuerdo llega en medio de un contexto complejo para la OMS, que enfrenta recortes presupuestarios y tensiones diplomáticas. Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, anunció su retiro de la organización —efectivo en enero de 2026— y se desentendió de las negociaciones, sin siquiera enviar delegados a la asamblea. En un mensaje en video, el secretario de Salud estadounidense, Robert F. Kennedy Jr., acusó a la OMS de ceder a presiones políticas y falta de transparencia.
La embajadora francesa Anne-Claire Amprou, copresidenta del proceso de negociación, remarcó que la pandemia fue un “electroshock” que recordó al mundo que los virus no conocen fronteras, y que ningún país puede afrontar solo una crisis global. Este tratado se convierte así en el segundo gran instrumento legal internacional en salud pública, después del que se adoptó hace 20 años para combatir la epidemia del tabaco.