La ciencia confirma lo que muchos planes de alimentación ya sugerían: comer despacio puede ayudarte a perder peso. Un estudio realizado en Japón demostró que masticar más lentamente, prestar atención al ritmo del entorno e incluso el género de la persona influyen directamente en la cantidad de alimento que ingerimos.
LAS MUJERES MASTICAN MÁS Y COMEN CON MAYOR LENTITUD
El experimento se llevó a cabo con 33 adultos sanos, de entre 20 y 65 años, quienes debían comer porciones de pizza mientras eran monitoreados. El equipo de investigación registró cuántas mordidas daban, cuántas veces masticaban y cuánto tiempo tardaban en terminar. En promedio, las mujeres tardaron más que los hombres: 87 segundos frente a 63. Además, masticaron más veces (107 frente a 80) y realizaron más mordidas por porción.
Uno de los hallazgos más llamativos fue que los estímulos externos, como un ritmo lento marcado por un metrónomo, influían en el tiempo de comida. Aquellos que comieron al ritmo de 40 pulsos por minuto tardaron más que quienes no recibieron ningún estímulo. Esto sugiere que el ambiente puede ser clave para ayudar a comer más despacio.
UN HÁBITO SENCILLO QUE PUEDE MARCAR LA DIFERENCIA
Aunque el estudio tiene limitaciones por el tamaño reducido de su muestra y las diferencias culturales con otras regiones del mundo, los investigadores resaltan que sus hallazgos pueden usarse para diseñar estrategias de control de peso más personalizadas. Incluir música lenta, hacer pausas conscientes y prestar más atención al proceso de comer pueden convertirse en herramientas simples pero efectivas para reducir el consumo de alimentos sin necesidad de dietas estrictas.