Salud

Hace 2 meses

Por esta razón es difícil dejar de comer alimentos ultraprocesados, según un estudio

Estos productos no solo son fáciles de encontrar, sino que también se presentan bajo la apariencia de ser "caseros" o incluso "saludables". Sepa más en la siguiente nota.

Por esta razón es difícil dejar de comer alimentos ultraprocesados, según un estudio

Estos productos no solo son fáciles de encontrar, sino que también se presentan bajo la apariencia de ser "caseros" o incluso "saludables". Sepa más en la siguiente nota.




Desde papas fritas y hamburguesas hasta muffins, galletas y bebidas gaseosas, los alimentos ultraprocesados están en todas partes, por lo que no sorprende que muchas personas encuentren difícil resistirse a ellos. Estos productos no solo son fáciles de encontrar, sino que también se presentan bajo la apariencia de ser "caseros" o incluso "saludables". Sin embargo, detrás de esa imagen, esconden ingredientes artificiales que no se encontrarían en una cocina común. Estos alimentos, que incluyen desde yogures y carnes hasta cereales etiquetados como "light", son peligrosos para la salud.

Según un informe de The New York Times, la comida "chatarra" constituye cerca del 58% de las calorías consumidas por niños y adultos en Estados Unidos. Este tipo de dieta se asocia con más de 30 problemas de salud, incluyendo diabetes, obesidad, y depresión.

¿POR QUÉ ES DIFICIL DEJARLOS?

La dificultad para dejar de consumir estos productos radica en su capacidad para activar el sistema de recompensa del cerebro, lo que genera un deseo constante de seguir comiéndolos, aunque el estómago esté lleno. Esta hiperpalatabilidad, como la define la psicóloga Tera Fazzino de la Universidad de Kansas, es lo que hace que un solo bocado de papas fritas nos haga querer más, aunque nuestro cuerpo ya no necesite más alimento.

Además, un estudio reciente realizado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) investigó cómo los alimentos ultraprocesados afectan al cuerpo humano. En este estudio, 20 adultos pasaron dos semanas comiendo estos productos y otras dos semanas consumiendo alimentos no procesados. Los resultados fueron claros: durante las semanas de dieta ultraprocesada, los participantes consumieron más de 500 calorías adicionales por día y ganaron peso, mientras que en la semana de dieta no procesada, perdieron el peso ganado.

Los expertos, como Kevin Hall del NIH, sugieren que la clave para reducir el impacto de estos alimentos podría estar en modificar su composición para que sean menos irresistibles y reducir sus calorías. Sin embargo, el cambio no será fácil, ya que las grandes empresas de alimentos podrían resistirse a estas modificaciones debido a la posible reducción de sus ganancias.

Aunque la propuesta de etiquetar claramente los alimentos ultraprocesados es una medida que podría orientar mejor a los consumidores, la lucha para que estos alimentos sean menos nocivos es complicada. Aun así, es crucial intentar hacer estos productos más saludables, reconociendo que, en la realidad actual, muchas personas seguirán consumiéndolos por su conveniencia y sabor.


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