La caspa ha sido objeto de una serie de mitos y creencias erróneas. Muchas personas aún la asocian con la falta de higiene, cuando en realidad se trata de una condición más compleja que requiere un abordaje integral.
Diversos estudios han revelado que la principal causa de la caspa es la proliferación de un hongo llamado Malassezia, que habita naturalmente en el cuero cabelludo de la mayoría de los adultos. Este hongo puede desencadenar irritación e incrementar la renovación celular, lo que se traduce en la aparición de esas molestas escamas blancas.
Pero el Malassezia no es el único factor en juego. El estrés, la piel seca, la sensibilidad a productos capilares e incluso algunas afecciones dermatológicas como la dermatitis seborreica también pueden contribuir al desarrollo de la caspa.
¿CÓMO COMBATIRLA?
Afortunadamente, existen estrategias efectivas para combatir este problema capilar. Los expertos recomiendan el uso de shampoo medicado que contienen ingredientes como la piritiona de zinc, el sulfuro de selenio, el alquitrán de hulla o el ketoconazol.
Además, es fundamental mantener una rutina de lavado regular, realizando masajes suaves en el cuero cabelludo durante el proceso. Esto mejora la circulación sanguínea y potencia la eficacia del tratamiento.
Otras medidas complementarias incluyen el uso de lociones anticaspa, mascarillas exfoliantes y el manejo del estrés. Además, una dieta balanceada y rica en zinc y vitaminas del complejo B puede ayudar a fortalecer la salud del cabello y el cuero cabelludo.