El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el Perú y el mundo. Aunque no tiene cura, existen muchos tratamientos para enfrentarlo y el más moderno es la cirugía mínimamente invasiva de glaucoma que practica el Seguro Social de Salud (Essalud).
A la fecha, el Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen de Essalud ha realizado más de 200 cirugías mínimamente invasivas de glaucoma con la novedosa técnica de trabeculotomía transluminal asistida por gonioscopía (GATT), alcanzando un éxito de más del 90 % en casos de niños, jóvenes y adultos mayores con diversos tipos de glaucoma.
Es una de las cirugías más modernas y con mejores resultados que actualmente se realiza en el hospital Almenara para el tratamiento de glaucoma juvenil, glaucoma cero exfoliativo, glaucoma pigmentario, entre otros.
“Esta cirugía se realiza por una pequeña incisión de un milímetro, sin dejar puntos, y permite una recuperación más rápida. Se logra restaurar el flujo del humor acuoso con una cirugía que dura cinco minutos y su tasa de éxito de 90 % es mayor frente a la cirugía convencional. Además, permite decirle adiós a las gotas en la gran mayoría de casos”, señaló el Dr. Tomás Gálvez, médico oftalmólogo del hospital Almenara, quien forma parte del equipo multidisciplinario capacitado en el extranjero para realizar este y otros procedimientos de vanguardia.
GLAUCOMA: EL LADRÓN SILENCIOSO DE LA VISIÓN
El glaucoma es una neuropatía óptica que daña el campo visual y limita la visión periférica. No tiene cura, pero tiene varios tipos de tratamientos, como el uso frecuente de gotas y cirugías convencionales.
Por su incidencia y características es considerada como el ladrón silencioso de la vista. “La mitad, el 50 % de pacientes, no sabe que tiene glaucoma. De cada 1000 personas, 10 pueden tener glaucoma y 5 no saberlo”, señaló Gálvez.
¿QUIÉNES DEBEN REALIZARSE UN DESPISTAJE?
Toda persona mayor de 40 años debe pasar por un despistaje de glaucoma, el cual consiste en un examen de campo visual, una tonometría o medidas de la presión intraocular, la evaluación del nervio óptico o fondo de ojo, un análisis del grosor corneal y una tomografía de coherencia óptica. Estas evaluaciones ayudarán a determinar el riesgo de glaucoma.
También se deben considerar otros factores como padres que hayan tenido glaucoma, si la persona tiene miopía o alguna enfermedad crónica como diabetes e hipertensión.
