Desde la revolucionaria aparición del Viagra en 1998 como tratamiento para la disfunción eréctil, nuevos avances, mejores tecnologías de implantes peneanos y tratamientos totalmente distintos no han dejado de aparecer.
Tal es el caso de las ondas de choque de baja energía, una técnica que desde hace poco se emplea en Argentina. El tratamiento es indoloro y requiere unas cuatro sesiones de 20 minutos durante un mes.
"Se aplican en el pene ondas de choque similares a las que se emplean para disolver cálculos renales, pero de mucha menor intensidad, y que se ha observado que estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos", explicó el doctor Amado Bechara, jefe de Unidad de la División Urología del hospital Durand y director médico del Instituto Médico Especializado (IME).
Generar nuevos vasos sanguíneos es necesario porque en la amplia mayoría de los casos, la causa de disfunción eréctil es vascular. "La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado y la enfermedad cardiovascular son los factores etiológicos que más comúnmente se encuentran detrás de la disfunción eréctil”, agregó el doctor Adolfo Casabé.
Casabé, consultor de la Sociedad Argentina de Urología y encargado del sector de Medicina Sexual del hospital Durand, explicó que todas estas afecciones dañan el endotelio, la capa interna de las arterias del pene.
El tratamiento es una opción para quienes no responden al sildenafil u otras drogas, pero no quieren pasar a las inyecciones intrapeneanas, agregó Bechara.
"La tasa de eficacia ronda el 60%, lo que significa que el 60% de los pacientes tratados con ondas de choque va a poder responder adecuadamente a la terapia oral", completó Casabé.
Los efectos se observan a los 45 a 60 días posteriores a la finalización del tratamiento, desarrollado en Israel y aprobado por las autoridades regulatorias de la Argentina y de 16 países europeos.
Las ondas de choque no poseen efectos adversos descriptos. Más de 150 millones de varones padecen disfunción eréctil en todo el mundo.