Su nombre es Manolito Rojas, y si bien se presenta como emolientero, su historia va más allá de servir bebidas calientes en el distrito del Rímac: también canta, compone y contagia alegría a quien se detiene a probar sus famosos emolientes frutados, los cuales ya tienen clientela fiel en la zona.
"No me avergüenzo, mi trabajo es digno y honrado", dice con orgullo mientras mezcla frutas, hierbas y tradición. Desde las 6 de la mañana atiende con desayunos calientes, pero es en la noche cuando sus frutados se roban el show. Entre sus variedades destaca el emoliente de aguaymanto, mango, maracuyá, piña, mandarina y manzana, además del clásico de alfalfa, ideal —según cuenta— para aliviar gripes, asma y bronquitis.
"Lo que les doy les encanta, y además, les canto", dice entre risas, mientras entona su propia composición: “Soy emolientero, no me avergüenzo, mi trabajo es digno pero bien honrado…”
Además de sus preparados, Manolito ofrece presentaciones musicales los fines de semana y reparte buena vibra entre los vecinos, policías y transeúntes que lo visitan en su punto habitual: Real Audiencias con Calezas, en el Rímac.
