La mañana del 15 de marzo de 2013, la Policía de Requisitorias arrestó al ciudadano judío Dan Gabriel Cohen, de 70 años, en Miraflores, y lo entregó a la Interpol. Horas después custodiado por agentes de seguridad israelíes, abordó un avión que lo condujo a su país.
Era requerido desde 2006 por graves delitos de corrupción contra el Estado de Israel en su condición de presidente de la Corporación de Electricidad. Se le imputaba toma de soborno, obstrucción de la justicia, fraude, abuso de confianza, etc. cometidos entre los años 1993 y 2002.
Cohen huyó de Israel en 2005 y emigró a Perú poco después del inicio de las investigaciones en su contra. En 2009, la justicia de su país solicitó al Perú su arresto y extradición. En 2013, el Consejo de Ministros aprobó la repatriación del ciudadano hebreo, informa Correo.
Principio de reciprocidad
La extradición del israelí Cohen es un precedente fundamental, subraya el penalista Julio Espinoza. En ausencia de un tratado bilateral se imponen los precedentes y el principio de reciprocidad, como en el caso de la señora Eliane Karp de Toledo, explica.
Señala que la nacionalidad de la ex primera dama “no debería ser impedimento” ante delitos cometidos en agravio del Perú, sin mencionar la Convención Anticorrupción que obliga a los países suscritos su concurso en la lucha contra la corrupción, concluye.