El jueves Arequipa, Cusco y Puno fueron escenarios estratégicos para tomar los aeropuertos. Una peligrosa consigna que va más allá de la legítima protesta aunque cuesta pérdidas humanas.
Mientras Lima se convertía en el epicentro de las manifestaciones, desde el sur tres aeropuertos estaban siendo rodeados por grupos violentos de manifestantes, quienes sin pensar en las consecuencias estaban dispuesto a todo para generar más caos, violencia e intentar tomar los aeropuertos.
Las autoridades recuerdan que las manifestaciones pacíficas y la protesta es legal, pero las acciones violentas donde se arremeten contra un objetivo especifico no lo son.
El 19 de enero las imágenes del aeropuerto en Juliaca hacían pensar nuevamente en tragedia, pues un grupo de vándalos ingresó a las instalaciones del aeropuerto para ocasionar más violencia.