El Programa Nacional de Investigación Científica y Estudios Avanzados (ProCiencia) del Concytec presentó los resultados del proyecto: Evaluación del Avance de la Línea Arbórea en Bosques Montanos al Eliminar Factores de Perturbación Humana: Implicaciones para la Participación en el Mercado Voluntario de Carbono, el cual analiza el efecto combinado entre el cambio climático y los agentes humanos, como principales responsables de la distribución, estructura y composición actual de los ecosistemas de la línea arbórea de la montaña del Parque Nacional del Manu en la región Cusco.
Para la Dra. Norma Salinas Revilla, investigadora principal del proyecto, contar con esta información es de extrema importancia para lograr un equilibrio entre la actividad humana y la dinámica de los ecosistemas naturales del bosque montano y puna. Estos hallazgos permitirán mejorar la gestión y administración del Parque Nacional del Manu.
La Reserva de la Biosfera del Parque Nacional del Manu comprende pastizales de puna y bosques montanos que, además de ser hábitats para especies de plantas y animales endémicas, es proveedor de agua para las regiones más bajas y es un amortiguador del clima por su capacidad para almacenar carbono, convirtiéndolo en una zona de especial relevancia ecológica.
Sin embargo, la zona viene siendo afectada de forma crítica debido a dos factores que confluyen: el impacto actual del cambio climático y las prácticas ancestrales del manejo de pastizales de altura, que involucra la quema anual de pastizales y la presencia de ganado en zonas de transición de bosque a pajonal de puna. Estos factores ponen en peligro la biodiversidad nativa y los servicios ecosistémicos e incluso impactan sobre procesos de adaptación natural al cambio climático, como la migración altitudinal de la línea de árboles.
La Dra. Norma Salinas sostuvo que, desde el 2003, se vienen desarrollando estudios en el Parque Nacional del Manu. Este ecosistema protegido funciona como un laboratorio natural donde investigadores de distintas universidades como Oxford, Edimburgo y Wake Forest, han estudiado los patrones de distribución de flora, en relación a las variables climáticas y edáficas.
Asimismo, se han generado modelos para los potenciales escenarios derivados de la presión conjunta de humanos y el clima sobre dicho entorno natural que ha servido como base para la elaboración y ejecución del proyecto, el cual ha logrado una extensión de financiamiento gracias al Fondo Partnerships for Enhanced Engagement in Research (PEER), Agency for International Development (USAID), Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina USA.