El reconocido sacerdote y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, considerado uno de los padres de la Teología de la Liberación, falleció este martes a los 96 años en Lima. La noticia fue confirmada por la Provincia de los Dominicos en Perú, congregación a la que pertenecía desde 2001. Su muerte marca el fin de una era en la reflexión teológica y el compromiso social dentro de la Iglesia Católica en América Latina.
UN ADIÓS CON PROFUNDO PESAR
La Provincia Dominicana de San Juan Bautista del Perú anunció la muerte de Gutiérrez mediante un comunicado firmado por su prior provincial, Rómulo Vásquez. "Lamentamos informar que nuestro querido hermano P. Gustavo Gutiérrez Merino ha partido a la casa del Padre", indicó el mensaje publicado en Facebook. El velatorio del teólogo se realizará en la Sala Capitular del Convento de Santo Domingo, en el corazón del centro histórico de Lima.
Gutiérrez, nacido en Lima en 1928, fue una figura clave en la creación de la Teología de la Liberación, un movimiento que buscó integrar el cristianismo con la lucha por la justicia social, inspirado en las necesidades y opresiones vividas en América Latina durante el siglo XX.
UN LEGADO QUE TRASCIENDE FRONTERAS
A lo largo de su vida, Gutiérrez publicó numerosos libros y artículos que exploraban la conexión entre la fe y la política, muchos de ellos traducidos a varios idiomas. Su obra le valió más de 30 doctorados honoris causa otorgados por universidades de todo el mundo. Fue un interlocutor frecuente de los más altos niveles de la Iglesia Católica, e incluso en los años 80, cuando su teología fue criticada por la Congregación de la Doctrina de la Fe, encabezada entonces por Joseph Ratzinger, el futuro papa Benedicto XVI.
El diálogo entre la Iglesia y la Teología de la Liberación mejoró sustancialmente bajo el pontificado de Francisco. En 2013, el Papa argentino sostuvo una reunión con Gutiérrez, un gesto interpretado como el regreso de la Teología de la Liberación a la Iglesia.
UNA CARTA DE AMOR A DIOS Y AL PUEBLO
En una de sus últimas entrevistas en 2015, Gutiérrez reafirmó que su obra nunca fue condenada por la Iglesia, señalando que "si se ha dicho esto no es verdad". Para él, la Teología de la Liberación era más que una corriente teológica; era "una carta de amor a Dios, a la fe y al pueblo", una expresión de su compromiso con los más pobres, siempre desde la misma fidelidad y amor que lo guiaron toda su vida.