La Vía Expresa no es solo un conjunto de pistas por donde transitan a diario decenas de miles de vehículos, en sus sardineles habitan personas que han escogido este lugar como su hogar, en el que se refugian de la vida misma, una vida que los ha llevado a tocar fondo.
En este informe conoceremos las duras historias de Abel, Daniel y Solange, tres personas que pasan sus días contemplando el pasar de los autos y sumergiéndose en su mundo de adicción al alcohol y las drogas.
Lo que se ve es solo una muestra, en los 66 kilómetros de la Vía Expresa se esconden muchas más historias de aquellos que por una u otra razón dejaron atrás sus familias, hogares y sueños por internarse en esta jungla de concreto y gras. Sus voces no deben ser ignoradas.