Hasta el momento, más de mil personas han muerto en las provincias costeras de Siria en tres días de sangrientos choques entre las fuerzas de seguridad de la nueva administración de la ciudad de Damasco, la capital del país, con grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad.
“La cifra de muertos llegó a 1.018 personas hasta ayer sábado”, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que indicó que “745 civiles fueron asesinados en masacres sectarias” la mayoría de ellos alauita, la rama del islam chií que profesa la familia del depuesto exmandatario.
COMUNIDAD ALAUITA
Las muertes civiles y ejecuciones de ancianos, mujeres y niños se han registrado principalmente en las provincias de Latakia, Tartús, Homs y Hama, antiguos feudos de la familia Al Asad y el núcleo de la comunidad alauita, a la que pertenece alrededor del 10 % de la población siria.
Los enfrentamientos comenzaron el jueves último, luego que un grupo de insurgentes alauitas atacara a las fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh, en Latakia, lo que desencadenó la mayor ola de violencia en Siria desde el derrocamiento de Al Asad el pasado 8 de diciembre.