Continúa la violencia en Ecuador. Esta vez, una nueva masacre dejó siete muertos la noche del sábado en la localidad de Durán, una zona dominada por el crimen organizado. Este ataque marca la tercera masacre en apenas una semana, lo que subraya la creciente inseguridad en el país, particularmente en áreas afectadas por la presencia de bandas criminales.
Según la Policía, el enfrentamiento mortal fue parte de una disputa entre las estructuras criminales Latin King y Chone Killer, como lo explicó el coronel Roberto Santamaría, jefe policial del distrito. Este último tiroteo fue calificado como un acto de venganza dentro de una escalada de violencia entre las bandas, que buscan represalias tras la muerte de varios de sus miembros en semanas anteriores.
Este patrón de violencia se ha intensificado en Durán y sus alrededores, especialmente en la vecina Guayaquil, epicentro de ataques vinculados al narcotráfico. El martes pasado, pistoleros vestidos con uniformes falsos del ejército mataron a cinco personas, y un día después, se produjo otro ataque con cinco víctimas más. Las autoridades temen que esta cadena de asesinatos continúe.
OLA DELINCUENCIAL
A pesar del estado de excepción decretado en el país para combatir la violencia desatada por los grupos narcotraficantes, los asesinatos y masacres no han disminuido. Uno de los fallecidos en el reciente ataque había sido liberado por la justicia hace dos meses, pese a haber sido encontrado con armas y explosivos, lo que resalta las fallas en el sistema de seguridad y justicia del país.