El domingo, Swannanoa amaneció sumido en la destrucción absoluta después de que la tormenta Helene arrasara el pequeño pueblo montañoso. Hogares destruidos, coches arrastrados por la corriente y un denso lodo cubren el paisaje. En medio de la devastación, la comunidad se ha unido para repartir alimentos y agua a quienes lograron escapar del desastre.
La tormenta no solo dejó daños materiales, sino también historias de supervivencia desgarradoras. Joe Dancy y Jenna Shaw narraron cómo vieron su hogar inundarse en cuestión de minutos, obligándolos a huir con sus mascotas hacia el río Swannanoa. "Pensamos que no lo lograríamos", dijo Dancy, mientras recordaba la rapidez con la que el agua los atrapó. Otros residentes compartieron relatos similares de rescates dramáticos y pérdidas irreparables.
La comunidad, en su mayoría compuesta por familias trabajadoras, ha sufrido un golpe devastador. Las imágenes de casas flotando río abajo y calles intransitables pintan un cuadro de una destrucción casi completa.
SOLIDARIDAD EN MEDIO DEL DESASTRE
A pesar de la tragedia, la solidaridad ha sido el motor que mantiene a flote a Swannanoa. El pastor Jeff Dowdy y su esposa Melody se apresuraron a abrir una estación de ayuda en la Primera Iglesia Bautista, distribuyendo agua y comida a quienes lograron escapar de la tormenta. T.J. Whitt, uno de los residentes afectados, cocinó hamburguesas para la comunidad con la carne que había logrado salvar de su casa.
"Lo perdí todo, pero aún puedo ayudar", dijo Whitt, quien vio cómo su hogar fue arrastrado por la montaña. Con su gesto de generosidad, Whitt refleja el espíritu de una comunidad que, aunque devastada, no ha perdido su voluntad de ayudar.