En 1911, durante la Expedición Terranova a la Antártida, el geólogo británico Thomas Griffith Taylor fue el primero en observar una cascada con un peculiar color rojizo, a la que llamó Blood Falls (Cataratas de sangre). Desde entonces, este glaciar lleva su nombre. Durante casi un siglo, diversas hipótesis han intentado explicar el origen de esta coloración. Inicialmente, se pensó que el color rojo provenía de una especie de algas rojas. Sin embargo, en 2017, un grupo de científicos sugirió que la coloración se debía a la concentración de óxido de hierro en las aguas.
NUEVOS DESCUBRIMIENTOS SOBRE CATARATAS DE SANGRE
Recientemente, la Universidad Johns Hopkins ha revelado un nuevo hallazgo sobre este fenómeno. Ken Livi, científico del Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales de la Escuela Whiting, utilizó microscopios electrónicos de transmisión para examinar muestras de agua de las cataratas. Livi descubrió que el color rojizo se debe a diminutos fragmentos de hierro. Las nanoesferas ricas en hierro se oxidan y dan al agua un aspecto sanguinolento. Estas nanoesferas, una centésima parte del tamaño de un glóbulo rojo humano promedio, contienen además otros elementos como silicio, calcio, aluminio y sodio.
"Tan pronto como miré las imágenes del microscopio, noté estas pequeñas nanoesferas ricas en hierro, con muchos elementos diferentes además del hierro", afirmó Livi en una entrevista con la Revista Hub de Johns Hopkins. La composición química única de estos elementos causa que el agua del glaciar adquiera un color rojizo al entrar en contacto con el oxígeno, la luz solar y el calor.
Este descubrimiento no solo arroja luz sobre el fenómeno de las Cataratas de Sangre, sino que también tiene implicaciones para otras investigaciones. La Antártida, con sus condiciones extremas, es un lugar ideal para estudiar la vida microbiana sin necesidad de realizar excavaciones profundas que podrían dañar los frágiles ecosistemas polares. Según National Geographic, entender las Cataratas de Sangre y la vida en el glaciar Taylor puede ayudar en la investigación de la vida en otros planetas.
Livi comentó sobre la relevancia de este descubrimiento para las misiones Mars Rover: "¿Qué pasaría si un Mars Rover aterrizara en la Antártida? ¿Sería capaz de determinar qué causa que las Cataratas de Sangre se pongan rojas? Es una pregunta fascinante que varios investigadores están considerando", sostuvo.
El Instituto de Astrobiología de la NASA espera que cuerpos celestes como Marte, la luna Europa de Júpiter, y el satélite Encélado de Saturno, que tienen ambientes subglaciales, puedan albergar formas elementales de vida, protegidas de la radiación ultravioleta y cósmica de la superficie.