Al menos 95 muertos, entre ellos 13 soldados estadounidenses, y más de 160 heridos, varios de ellos están graves, lo que aumentaría el número de fallecidos, dejó el doble atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el aeropuerto de Kabul, la capital del país.
El sangriento atentado sembró el caos y la desolación entre los miles de afganos, hombre, mujeres y niños, que todos los días se agolpan en el aeropuerto, única puerta de salida del país, con la esperanza de poder subir en uno de los vuelos de evacuación de los países occidentales.
"Hay muchas mujeres y niños entre las víctimas. La mayoría de la gente está conmocionada, traumatizada", dijo un funcionario de la embajada estadounidense que supervisa los vuelos humanitarios. Pese a la masacre, las personas siguen llegando al terminal aéreo buscando salir del país.