Pese a las advertencias de la FDA y del ministerio de Salud sobre el riesgo que representa el consumo del dióxido de cloro, en Bolivia el senado aprobó una ley que permite su producción y su uso como tratamiento contra el COVID-19.
El dióxido de cloro es un compuesto peligroso que incluso ha ocasionado daño en la salud tras ser ingerido por las personas. Sin embargo las autoridades lo han hecho legal.
Cabe señalar que en nuestro país, el Ministerio de Salud también ha desestimado su efectividad como tratamiento.