Según datos meteorológicos, es poco probable que las débiles lluvias que se registrarían en las próximas semanas apaguen en el corto plazo los incendios en la Amazonía brasileña, y sólo traerían un alivio aislado.
Si bien Brasil está combatiendo los incendios con tropas y aviones militares, los esfuerzos sólo extinguirán focos pequeños y ayudarán a prevenir nuevos fuegos, los más grandes sólo pueden ser apagados por intensas lluvias.
La temporada lluviosa en el Amazonas, en general, comienza a fines de setiembre y las precipitaciones generalizadas, las más intensas, necesarias para apagar los incendios, tardan semanas en producirse, indican expertos.
Según Maria Silva Dias, profesora de ciencias atmosféricas en la Universidad de Sao Paulo, inicialmente se espera menos precipitación en las partes de la Amazonía que sufren los peores incendios, y más el sectores con fuegos menores.
Los incendios no se han limitado a la selva amazónica del gigante latinoamericano. Al menos 10,000 kilómetros cuadrados están ardiendo en Bolivia, cerca de sus fronteras con Paraguay y Brasil, pese al esfuerzo de las autoridades.