Existen millones de restaurantes en el mundo que cada día preparan toneladas de comida, pero no toda acabará en los estómagos de los comensales, ni siquiera en sus platos. Excedentes, comida cocinada lista para servir que nunca llega a ser pedida y kilos de sobras que estando en perfectas condiciones cuyo destino en principio son los grandes cubos de basura de los locales.
En Filipinas, la desigualdad social se encuentra en crecimiento y prueba de ello es que uno de cada tres niños vive por debajo del umbral de la pobreza y deben sobrevivir día a día. Sin embargo, la clase medio está creciendo y cada vez se desperdicia más alimentos.
Aproximadamente 38 millones de toneladas de comida se tira a la basura todo los años en el país asiático. Ante esta realidad, el Parlamento decidió aprobar una ley para hacerle frente a los residuos que se botan año tras año.
Es por eso que los hoteles, restaurantes y supermercados ahora están obligados a donar los alimentos sobrantes o caducados a las personas de bajos recursos, para que de esta forma ellos puedan acceder a alimentos saludables en vez de tener que revolver entre la basura. Aquellas empresas que no cumplan con la ley serán sancionadas con fuertes multas.