En Estados Unidos, las autoridades sacrificaron a un pequeño oso negro amistoso por su comportamiento amable hacia los humanos, quienes a pesar de las restricciones le dieron comida y se tomaron selfies con él.
El oso se ubicó en el Scoggins Valley Park cerca del lago Henry Hagg, donde los paseantes le deban comida y agua, además de que se le veía constantemente comiendo sobras.
Días después, las autoridades advirtieron a través de las redes sociales que no debían continuar alimentando al animal. Incluso se intentó reubicarlo pero éste regresaba por la comida y sobras que dejaban. Incluso, cuando los oficiales se acercaban a él, no escapaba, lo que demostraba que se había acostumbrado a la presencia de los humanos.
Tras estos hechos y alegando razones de higiene y seguridad para los visitantes del parque, es que se decidió tomar medidas como la reubicación. En una ocasión, el oso se acercó al área de botes del lago pero los oficiales de control animal logran ahuyentarlo. Sin embargo, eso no fue suficiente y sus incursiones continuaron, suponiendo un riesgo para todos.