Según las investigaciones, el suceso se registró en la escuela Churchill High School en San Antonio, Texas, EEUU, y los intestinos pertenecían a un felino que previamente fue disecado por la clase.
El maestro declaró que esta fue una manera de demostrar qué tan largos eran los intestinos del animal, asegurando que en ningún momento buscaron faltarle el respeto al gato o degradarlo.
Ante la ola de críticas, los alumnos defendieron al profesor; las autoridades lo acusaron de ‘trato poco ético a las partes de un animal’ y pidieron sea sancionado ejemplarmente.