El Arzobispo de Buenos Aires, de 76 años de edad, se ha convertido esta tarde en el sucesor de Benedicto XVI y en el primer Papa latinoamericano.
Su designación como Sumo Pontífice es también la primera de un jesuita para dirigir la Iglesia Católica, que jamás ha estado a cargo de un representante de la Compañía de Jesús, aunque algunos expertos señalan que León XIII (1878-1903) tenía formación jesuita.
Primado de Argentina, Jorge Mario Bergoglio ya fue mencionado como uno de los prelados mejor posicionados para suceder a Juan Pablo II y es un jesuita austero, que lleva una vida discreta y cultiva el bajo perfil.
Francisco I nació el 17 de diciembre de 1936 en el seno de una familia modesta de la capital argentina, hijo de un trabajador ferroviario de origen piamontés y de una ama de casa. Asistió a la escuela pública de donde egresó como técnico químico y a los 22 años se une a la Compañía de Jesús, donde estudia Humanidades y obtiene una licenciatura en Filosofía.
Tras incursionar en la enseñanza privada, comienza sus estudios en Teología y se ordena como sacerdote en 1969. Menos de cuatro años después, a los 36 años, fue designado responsable nacional de los jesuitas argentinos, cargo que desempeña durante seis años.