Apenas comenzado el verano inglés, Ringo Starr lanzó su Summer Tour 2011 y –como es ya costumbre desde 1989- se ha rodeado de un elenco de figuras estelares que abarcan varias décadas de la historia del rock.
La All Starr Band le hace honor al nombre, ya que en esta oportunidad la integran Rick Derringer en primera guitarra y Edgar Winter en teclados y saxo, baluartes del blues y el rock del sur de los Estados Unidos, y Gary Wright, ex Spooky Tooth, tecladista y cantante de larga trayectoria, que tocó con George Harrison y con el propio Ringo en épocas pasadas.
Representando a los ’80 están el ex cantante de The Romantics, Wally Palmar, y Richard Page, bajista y cantante de Mr. Mister, grupo pop de enorme y efímero éxito a finales de aquella década. La formación se completa con Gregg Bissonette, baterista de amplios pergaminos como músico de estudio.
Podría suponerse que la All Starr Band está allí para lucimiento exclusivo de Ringo, pero sería un error. Fiel a la idea original que impulsó la creación de la banda, hace más de 20 años, el ex Beatle recorre sus hits como solista y también los temas que cantó con el famoso cuarteto de Liverpool, pero también le brinda a cada uno de los músicos la chance de interpretar los hits que los hicieron conocidos.
Así, Rick Derringer hace el clásico Hang on Sloopy -que grabó con los McCoys- y Rock and Roll Hootchie-coo, aquel tremendo rock que estrenó junto a Johnny Winter. Y hablando de los Winter, Edgar se lució con Frankenstein, el hit instrumental que lo mostró al mundo como un brujo de los teclados allá por 1973.
Del mismo modo, Wright encaró Dream Weaver y Love is Alive, Palmar hizo Talking in Your Sleep, y Page recreó con una voz impecablemente conservada aquella lacrimógena balada llamada Broken Wings.
En todos los casos, la banda mostró un ensamble colectivo y un poder de fuego rockero francamente avasallante. Starr, firme en los parches y con su pulso característico en los platillos, no ha perdido un ápice de la justeza rítmica que fuera columna vertebral del sonido de los Beatles, mientras que la interacción entre Winter y Derringer merecería un capítulo extra entre los muchos deleites que proporcionó el recital de la Opera House de Manchester.
Mientras Ringo Starr se divertía tocando y dejando tocar, los fans de siempre estaban en su salsa porque no faltaron los grandes hitos, desde It don’t Come Easy y Back Off Boogaloo hasta el inevitable Yellow submarine –coreado por todos los presentes- pasando por Boys, Honey Don’t , Photography , Act Naturally y un fogoso I wanna be your man hasta llegar, después de dos horas de show, al previsible final con With a Little Help From My Friends.
Ringo tuvo la delicadeza de adosarle el estribillo de Give Peace a Chance, sin duda un tributo a su viejo amigo John, pero también al espíritu que anima esta gira de la All Starr Band bautizada Peace and Lover que ojalá llegue al Río de la Plata, porque shows de esta jerarquía no se ven todos los días.