El muro de Berlín rodeó a Berlín Occidental desde 1961 hasta 1989, en un intento por evitar que los alemanes orientales huyeran hacia Occidente. Este se convirtió en un símbolo de las relaciones Este / Oeste durante la Guerra Fría. A 30 años de su caída, que se cumplen este 9 de noviembre, se recuerda este hecho histórico que marcó el final de una época en Alemania y Europa.
El muro de la vergüenza, como se le conocía en gran parte de Occidente, o de protección antifascista, como lo llamaba el gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) fue posiblemente el símbolo más conocido de la división del país, que luego de su reunificación se ha convertido en el motor económico europeo.
Tras la II Guerra Mundial, Alemania y su capital, Berlín, quedaron divididas en cuatro zonas contraladas cada una por una de las potencias ganadoras de la contienda: la URSS, Reino Unido, Francia y Estados Unidos.