En los Juegos Olímpicos de París, cada centésima de segundo cuenta para los nadadores que compiten por el oro. Buscando una ventaja competitiva, muchos atletas han adoptado los bañadores de última generación, entre ellos el llamado "traje cohete de la NASA", como su arma secreta en la piscina.
Impulsado por una tecnología inspirada en los viajes espaciales, Speedo ha lanzado una nueva versión de su bañador Fastskin LZR Racer, considerado 'el más repelente al agua de su historia'. Nadadores destacados como la australiana Emma McKeon y el estadounidense Caeleb Dressel confían en que este nuevo atuendo les ayudará a reducir sus tiempos hasta la centésima de segundo.
"TRAJES COHETE"
Estos trajes usan tecnología de revestimiento que era usada originalmente para proteger satélites espaciales. A lo largo de los años, los trajes han evolucionado significativamente, ahora la Asociación Mundial de Deportes Acuáticos exige que estén fabricados con materiales permeables. Son diseñados con parte de poliuretano y sin costuras para mejorar la flotabilidad y dar soporte muscular, reduciendo significativamente la resistencia en el agua y permitiendo velocidades aún más altas.
Kevin Netto, especialista en ciencias del ejercicio de la Curtin School of Allied Health de Perth, explica que la resistencia en el agua es el principal obstáculo en la natación competitiva, y cualquier mejora de las fuerzas de resistencia es crucial.
A pesar de las controversias y prohibiciones anteriores, los trajes actuales han sido fundamentales en la consecución de récords mundiales y mejoras en el rendimiento de los nadadores. Sin embargo, la comunidad científica aún debate su impacto real en los resultados deportivos, destacando que la dieta y el entrenamiento continúan siendo pilares fundamentales para el éxito en la piscina.
