Cultura

Hace un año

Perú recupera 73 piezas arqueológicas de valor incalculable desde Argentina, Bélgica, Suiza y EE.UU.

El Ministerio de Cultura de Perú ha logrado un hito en la repatriación de bienes culturales, recuperando 73 piezas arqueológicas de las culturas, como Nasca y Chimú.

Foto: Composición Panamericana Web



El Ministerio de Cultura, anunció un logro significativo en la repatriación de bienes culturales al país. Se ha logrado la recuperación de 73 piezas arqueológicas desde diferentes países de todo el mundo, un hito que demuestra el compromiso del país con la protección y preservación de su rica herencia cultural.

Las piezas arqueológicas recuperadas abarcan una amplia gama de estilos y corresponden a diversas culturas preincas. Este logro no solo representa un triunfo para la preservación del patrimonio cultural, sino que también refuerza el reconocimiento internacional del valor histórico y cultural de estas antigüedades.

La viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, Haydee Rosas Chávez, destacó que en su mayoría se trató de devoluciones voluntarias por parte de instituciones y personas naturales. Este hecho refleja una creciente conciencia internacional sobre el valor trascendental de los bienes culturales para los países de origen.

TRABAJO ARTICULADO

En el marco de la recuperación de estas piezas arqueológicas, varios países han contribuido con objetos de valor histórico y cultural que han sido repatriados a Perú. Entre las contribuciones destacadas se encuentran las de Argentina, que aportó una variedad de elementos, incluyendo vasijas de cerámica, instrumentos de tejido, piezas de metal, sandalias de fibra vegetal, una honda y fragmentos textiles.

Además, Argentina entregó tres vasos de madera que datan de la época virreinal, una donación que se realizó de manera voluntaria por parte de un individuo que los heredó tras el fallecimiento de la arqueóloga Isabel Pereda. De igual manera, Bélgica hizo su aporte con una vasija y una escultura de cerámica, que fueron entregadas a la Embajada de Perú en España por dos personas que las heredaron de un diplomático belga que había trabajado en el país sudamericano entre 1940 y 1950.

Suiza también se sumó a la iniciativa de repatriación, enviando vasijas, esculturas de cerámica e instrumentos textiles, todos, propiedad de un único dueño que decidió entregarlos de forma voluntaria. Por último, Estados Unidos contribuyó con varias piezas, incluyendo botellas, una olla, un cántaro, objetos textiles, instrumentos textiles, restos óseos y piezas de cerámica, en un esfuerzo por restituir estos tesoros culturales a su lugar de origen en Perú.


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