El 16 de julio de 1992 ocurrió una de las tragedias que marcarían a la capital, pues el terrorismo llegaba a la ciudad de la manera más cruel: dos coches bomba, con media tonelada de anfo y dinamita, explotaron en la calle Tarata en el distrito de Miraflores.
Sendero Luminoso, liderado por Abimael Gúzman, desató el terror y destrucción cerca de las 21:15 horas en la citada calle, y esto formó parte de una serie de atentados que asolaron varias partes de la capital del país.
La onda expansiva dañó toda clase de inmuebles y vehículos a 400 metros a la redonda. Muchos aún no se daban cuenta que toda esa destrucción era causada por un ataque terrorista.
La masacre dejó 25 personas muertas, cinco desaparecidos, 250 heridos, 360 damnificados y más de 3 millones de dólares en pérdidas materiales. Este atentado será recordado como uno de los peores ataques a Lima y la destrucción que genera el terrorismo a la población.