Desde hace más de 1200 años, el monasterio de Liébana en Cantabria, España, guarda un gran fragmento de la cruz de Jesucristo. Esta reliquia es conocida por su nombre en latín “Lignum Crucis” que significa leño o madera de la cruz.
La historia de este madero se remonta al siglo III de nuestra era, en el que Santa Helena, madre del emperador Constantino, optó por conservar las reliquias de la Pasión de Jesucristo. Una de estas fue este fragmento de la cruz que anteriormente había sido resguardada por Santo Toribio y que llegó a España en el siglo XVI.
Para comprobar la autenticidad de este trozo de madera, en 1958 se hicieron algunas pruebas y se confirmó “que la madera es de un árbol que hay en Tierra Santa y que tiene una edad superior a los 2000 años” dijo a ACI Prensa el sacerdote Juan Manuel Núñez, superior del convento de Santo Toribio de Liébana.
Otro dato importante es que, según ACI Prensa, el adn de la reliquia coincide con el de otros trozos de la cruz más pequeños que se conservan en diferentes partes del mundo.