Si alguna vez te has puesto a analizar las características de un búho debes haber notado que se trata de un ave que tiene la impresionante capacidad de girar su cabeza de una forma única que pocos animales pueden. De hecho, consiguen rotar el cuello hasta 270 grados para seguir el movimiento de los objetos, sin tener ningún tipo de problema muscular.
Un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, descubrieron que una de las principales arterias que nutren los sesos de estas aves pasa a través de unas cavidades en las vértebras diez veces más grandes que el propio vaso sanguíneo. Como consecuencia se forman bolsas de aire en el espacio que queda, lo que permite que el ave pueda girar el cuello sin problemas.
Además, otra clave muy importante en esta curiosa capacidad para rotar la cabeza es la forma en que están dispuestas las catorce vértebras cervicales de los búhos, ya que solo cuentan con un punto de articulación entre el cráneo y la primera vértebra. Las personas, por el contrario, tenemos dos, lo que limita nuestra capacidad de giro.
“Los resultados del estudio muestran las adaptaciones morfológicas necesarias para manejar estos giros de cabeza y por qué los humanos son tan vulnerables a sufrir lesiones en terapias quiroprácticas”, señala el investigador principal del estudio, Philippe Gailloud.