En el penal de Sarita Colonia, en el Callao, el programa 'Orquestando' está transformando vidas: cincuenta reclusos han dejado atrás el mundo del crimen para dedicarse a la música. Las armas y la violencia quedaron en el pasado, ahora son reemplazadas por trompetas, violines y el anhelo de un nuevo comienzo. “Mi arma ahora será la trompeta”, afirmó Juan de la Cruz, quien cumple condena por robo agravado. “El día que salga, quiero trabajar y vivir de esto, de la música”, agregó a las cámaras de Panamericana Televisión.
EL ARTE COMO HERRAMIENTA DE REHABILITACIÓN
El programa 'Orquestando', que inició en 2017, ha beneficiado ya a 700 reclusos en diferentes penales. Según Aníbal Martel Andrade, coordinador de Arte y Cultura del INPE, el impacto ha sido notable: la tasa de reincidencia entre los participantes es de menos del 1%. “La música se convierte en un medio de vida para ellos. Los internos desarrollan habilidades de convivencia pacífica y una búsqueda de excelencia que los ayuda a reinsertarse en la sociedad”, explicó.
Otro de los beneficiados es Juro Ortiz, quien alguna vez fue sentenciado por tenencia ilegal de armas. Ahora, ha encontrado en la música una motivación. “Hay gente que en prisión se siente inútil, que piensa que nunca logrará nada. Cuando ven lo que podemos hacer aquí, se dan cuenta de que es posible”, reflexionó Ortiz.
Para Martín Reaño, condenado por tentativa de homicidio, el cambio fue aún más profundo. Durante su detención, recibió un disparo en la cabeza, lo que lo dejó en coma y marcó un antes y un después en su vida. Tras meses de rehabilitación, descubrió la música, que transformó su perspectiva. “La música me dio una profesión. Llevo 13 años tocando y mi sueño es formar mi propia agrupación musical”, señaló.
El programa 'Orquestando' ha llegado incluso a presentar a los internos en el Gran Teatro Nacional, donde compartieron escenario con destacados intérpretes peruanos.