En la Catedral de Lima, después de nueve meses de estar cerrado por el Covid-19, se celebró la primera misa presencial con un aforo de 120 personas, el 30% de su capacidad. El culto estuvo presidido por el arzobispo Carlos Castillo.
La ceremonia se desarrolló con normalidad, respetando protocolos de seguridad para prevenir contagios de la enfermedad. Los fieles asistieron con mascarilla, protector facial y se mantuvieron al menos un metro de distancia entre ellos.
La misa, que generó gran expectativa, se inició a las 11 a. m. y transcurrió con normalidad, todos los fieles al entrar y salir del recinto religioso cumplieron con los protocolos de bioseguridad dispuestos por el Ejecutivo para este tipo de eventos.