El suceso se registró en una favela de la ciudad de Manaos, Brasil. Una pareja de misioneros mormones realizaba una visita por la peligrosa zona cuando dos jóvenes armados detuvieron su moto y los amenazaron.
Uno de los ladrones comenzó a vaciarles los bolsillos a los predicadores hasta que uno de ellos, experto en defensa personal, reaccionó, le quitó el arma al ladrón y comenzó a golpearlo.
Al ver lo que sucedía, el cómplice que lo esperaba en la moto decidió intervenir, pero el misionero mormón no se amilanó y se enfrentó a los dos, un delincuente huyó y el otro recibió una paliza.
Finalmente, el valiente misionero de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días entregó al malhechor a los policías.