Las autoridades bolivianas evitaron que un grupo de manifestantes tomaran por la fuerza una fábrica en La Paz.
La manifestación surgió tras una multitudinaria protesta de obreros y sindicatos, luego que el presidente Evo Morales anunciara el cierre de la mayor compañía textil del Estado. Las manifestaciones dejaron varios detenidos y decenas de heridos, entre ellos un trabajador que perdió la mano al detonar una bomba molotov.
Pese a que el gobierno invirtió más de 20 millones de dólares para reflotar a la empresa nacional de textiles, la pérdida del mercado estadounidense tras la expulsión de las autoridades diplomáticas obligó al cierre definitivo de la empresa y el despido de más de 800 trabajadores.