El apasionante mundo de los stripers es aún desconocido en Lima. Quienes van a disfrutar de este entretenimiento solo miran lo exterior: los exuberantes cuerpos, movimientos sensuales y las coreografías candentes; sin embargo, nada saben de lo que esas sonrisas y esa sensualidad esconden.
Entre los problemas a los que estos jóvenes deben hacer frente están los prejuicios. Algunos piensan que por tener el trabajo de striper ya son personas que venden sus cuerpos, lo cual no es así. Parte de sus rutinas son ejercitarse, mantenerse en forma, dormir en las mañanas y mostrar siempre una sonrisa en el rostro, ya que la imagen y el físico son su arma más importante.
Muchas de estas chicas y chicos son padres o madres de familia, o vienen de otros países para ayudar a sus padres que están lejos. De una u otra forma, son personas que han optado por un trabajo que es bien remunerado pero que les ha traído algunos contratiempos.