Son capaces de levantar a cualquiera de su asiento y ponerlo a bailar al ritmo de la música. Tienen entre 8 y 17 años, y aunque su rutina gira en torno al colegio, la pasión que los mueve es otra: la música. La Orquesta Sinfónica de Mi Perú está conformada por más de 250 niños y adolescentes, algunos con habilidades diferentes, que han encontrado en este arte no solo una vocación, sino también un espacio de inclusión y crecimiento.
Durante una reciente presentación, interpretaron temas que arrancaron sonrisas y aplausos del público: desde “Mi amigo fiel”, música criolla, hasta melodías de Dragon Ball, Piratas del Caribe y un contagioso mix de cumbia. Padres, madres y asistentes no pudieron evitar moverse al compás, emocionados por ver el talento y la entrega de los jóvenes músicos. “Es un proyecto innovador”, comenta Hugo Morán, coordinador del área cultural, quien resalta que muchos de ellos ya sueñan con dirigir su propia orquesta.
Para los padres, el impacto va más allá del espectáculo. Annie Arce, madre de Arturo —un niño de 11 años que forma parte del coro— asegura que el arte fue el mejor remedio para alejarlo de la televisión y fortalecer su disciplina. En el caso de Adriano, diagnosticado con trastorno de atención, su padre afirma que la música ha sido clave para mejorar su relación con los demás y controlar su hiperactividad.
CON FUTURO PROMETEDOR
La Orquesta Sinfónica de Mi Perú, que forma parte de un programa municipal que ya reúne a cerca de 800 jóvenes en distintos elencos artísticos, tiene un futuro prometedor. Gracias a su esfuerzo, disciplina y pasión, ya han sido invitados a eventos importantes donde han demostrado que el arte puede transformar vidas.
