Dos explosiones sacudieron la tranquilidad del colegio Guadalupe en Comas la noche del martes. Presuntos extorsionadores detonaron artefactos explosivos en la entrada del plantel, que alberga a más de 600 estudiantes. El mensaje habría sido enviado por la banda criminal “Los Injertos del Cono Norte”, dirigida a la directora del colegio, exigiendo el pago de dinero a cambio de no atacar nuevamente.
Lo más grave llegó después. Al presentar la denuncia ante la Policía, la directora recibió una respuesta indignante: los agentes le indicaron que no podían actuar porque la llamada extorsiva provenía del extranjero. En su testimonio, reveló que le sugirieron “arreglar” la situación, como lo habían hecho otras instituciones educativas que también fueron amenazadas. La desprotección generó una ola de indignación entre los padres de familia.
Madres desesperadas llegaron al colegio entre lágrimas para exigir medidas de seguridad. “Estamos cansados de autoridades indiferentes y de una presidenta que, siendo madre, no muestra empatía”, reclamaron. Las clases presenciales fueron suspendidas y se ha optado por la modalidad virtual. En un comunicado, la dirección del colegio expresó resignación: “Solo nos queda pedir a Dios que esta ola de criminalidad pare”.
OTRO ATAQUE CON EXPLOSIVOS
Este no fue el único caso de la noche. Otra institución privada, el colegio Eliseo Pitágoras de San Juan de Lurigancho, también fue atacada con explosivos. Desde el Ministerio de Educación se anunció que en los próximos días se llevarán a cabo reuniones con padres y directivos para coordinar acciones. Sin embargo, la comunidad educativa denuncia la falta de una respuesta clara y efectiva frente a una amenaza que pone en riesgo la vida de cientos de niños.
