Barrios Altos parece haberse convertido en una zona sitiada por el fuego. Como si fuese Roma en tiempos de Nerón, lenguas de fuego se alzan con furia entre viejos jirones y quintas coloniales. En la cuadra 13 del jirón Miro Quesada, otro almacén clandestino se incendió este 13 de abril, dejando más de 20 familias damnificadas. Aún con la estructura en llamas, la propietaria del local —una ciudadana china— intentó ingresar al predio, pero fue expulsada por los vecinos, cansados y sin hogar.
En el lugar funcionaba un almacén de seis pisos y dos sótanos donde se acumulaban ventiladores, menaje y rollos de plástico, todos altamente inflamables. El fuego se expandió con rapidez, dejando a su paso estructuras colapsadas, techos vencidos y el suelo convertido en una mezcla de lodo y ceniza. Las imágenes captadas por un equipo periodístico desde viviendas aledañas muestran un panorama desolador, con las familias viviendo en carpas a más de cuatro cuadras del siniestro, sin servicios básicos.
Vecinos y testigos denuncian que todo habría comenzado con una explosión, similar a lo ocurrido en el incendio del pasado marzo en Jirón Junín. Hablan de extorsión, de mafias que operan impunemente con redes de almacenes, tráilers y cobro de cupos. "Fue un bombazo, y de ahí nomás comenzó el incendio", se escucha en los testimonios. Mientras tanto, las autoridades municipales y policiales brillan por su ausencia.
SOBREVIVEN CON OLLAS COMUNES
Hoy, estas familias sobreviven con ollas comunes y temor constante. Algunas abandonan sus viviendas por miedo a un nuevo derrumbe; otras colocan inmensas cadenas en sus puertas para proteger lo poco que les queda. En la cuadra 13 de Miro Quesada, la tragedia sigue latente, entre ruinas humeantes y la promesa, todavía lejana, de una solución real.
