En los días previos a su fallecimiento, el escritor peruano Mario Vargas Llosa compartió algunas fotografías de su estancia en la capital, lugar donde murió ayer domingo 14 de abril a los 89 años en su vivienda en Barranco, dejando un profundo pesar en el Perú y en el mundo de la literatura.
Vargas Llosa deja un legado inmenso, construido a lo largo de una trayectoria literaria reconocida mundialmente, que lo llevó a recibir el Premio Nobel de Literatura en 2010. Durante su discurso de aceptación en Estocolmo, el autor recordó que en su defensa constante de la democracia estuvo a punto de perder la ciudadanía durante el gobierno de Alberto Fujimori.
“Algunos compatriotas me acusaron de traidor, y estuve a punto de perder la nacionalidad cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que sancionaran al régimen con severas medidas diplomáticas y económicas”, manifestó.
EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA
Vargas Llosa también reafirmó su postura crítica no solo frente al régimen de Fujimori, sino ante toda forma de dictadura en el mundo. “Lo volvería a hacer mañana —el destino no lo quiera— si el Perú fuera una vez más víctima de un golpe de Estado que aniquilara nuestra frágil democracia”, declaró con firmeza.
Finalmente, sostuvo que una dictadura representa “el mal absoluto para un país: una fuente de brutalidad, corrupción y heridas profundas que tardan mucho en cerrar, que envenenan el futuro y crean hábitos y prácticas que se extienden a lo largo de las generaciones”.