Tras el fallecimiento del alcalde de Lurín, Jorge Marticorena por COVID-19, los vecinos de la localidad decidieron realizarle un homenaje durante el traslado de su cadáver al camposanto.
El lento recorrido de la carroza fúnebre permitió que las personas se acercaran al vehículo causando aglomeración sin respetar el distanciamiento social.
Según la directiva sanitaria para el manejo de cadáveres por coronavirus, el entierro de los fallecidos por esta enfermedad debe realizarse de manera inmediata y ser trasladado de inmediato al cementerio y no se puede realizar ningún tipo de velatorio.
Pues, estas muestras de cariño hacia la autoridad edil han violado las restricciones sanitarias y pusieron en riesgo la salud de sus simpatizantes y deudos. Asimismo, el traslado concluyó en el cementerio de la localidad.