Corrían los años 90 y Sendero Luminoso trasladó el terror del interior del país a la capital. Esta organización criminal atacaba a diestra y siniestra en la ciudad y entre sus blancos más frecuentes se encontraban también los bancos.
Los terroristas colocaban coches bomba y destruían las instalaciones de diversas entidades financieras. Un violento accionar que trajo consigo irreparables pérdidas económicas para el país.
El terror se sentía en todos lados. Los que defendían el denominado ‘pensamiento Gonzalo’ buscaban sembrar caos, destrucción y miedo no solo en la población, sino también en las instituciones más importantes del país.