Con casi 300 muertos y más de 500 heridos, el país de Sri Lanka ha quedado casi en la destrucción. Ante tal devastación, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, condenó el hecho como “horrible e inconcebible”.
Además, manifestó en su cuenta oficial de Twitter que "Los Estados Unidos ofrecen un sincero pésame a los grandes pueblos de ese país. Estamos listos para ayudar".
Así también, el papa Francisco expresó su malestar ante este ataque. “Espero que todos condenen estos actos inhumanos”, explicó. Países como China, India, Reino Unido, Francia, entre otros, se sumaron en contra este hecho.
Las ocho explosiones, parte de ellas de forma simultánea, destruyeron tres iglesias cristianas, cuatro hoteles de lujo y un complejo residencial. El país permanece en estado de emergencia, mientras los agentes se encontraron con 87 detonadores.
Entre las víctimas se encuentran casi 40 extranjeros fallecidos de diferentes nacionalidades: británicos, estadounidenses, holandeses, turcos, indios, chinos, daneses, españoles, un portugués y un japonés.