Un hombre identificado como Craig Coley, fue indemnizado con 21 millones de dólares por el estado de California tras estar varios años en prisión por un crimen que no cometió.
Esta historia comenzó en 1978 cuando lo declararon culpable por el asesinato de su expareja e hijo y fue sentenciado a cadena perpetua.
Sin embargo, en 2017, el gobernador de California, Jerry Brown, lo indultaría tras descubrirse gracias a pruebas de ADN que él no tenía ninguna vinculación en el crimen.