Respaldado por más de 40 países, Juan Guaidó redobló su presión para permitir la entrega de la ayuda humanitaria a Venezuela. A la cabeza del Parlamento, aprobó la estrategia para que la ayuda que ofrecieron los gobiernos extranjeros empiece a entrar por Colombia y Brasil.
Mientras Maduro rechazó enfáticamente la ayuda humanitaria, diciendo que no son “mendigos de nadie”, además sugirió que el opositor podría terminar en prisión y se burló del último comunicado del Grupo de Lima en su contra.
"Este último comunicado verdaderamente es asqueroso y risible. No sabes si reírte o vomitar. Impopulares, inquisidores", señaló el mandatario venezolano.
Por otro lado, el Papa Francisco respondió al pedido de Maduro de mediar en la crisis que enfrenta el país, pero el Pontífice dijo que solo lo haría si tanto la oposición como el oficialismo lo desean. “La voluntad de ambas partes es necesaria. Ambas partes tienen que solicitarla”, afirmó.
Mientras que los grupos de izquierda se movilizaron en una marcha hacia la embajada de Estados Unidos en Argentina a favor del régimen de Maduro.