En un centro comercial de la ciudad de Manchester se dio un simulacro antiterrorista. Todo parecía estar tranquilo, hasta que un hombre vestido de negro entró gritando, cuando de pronto, se detonó una artefacto explosivo.
Los presentes aterrorizados, comenzaron a huir para salvar sus vidas en medio de una lluvia de disparos, mientras otros yacían en el suelo.
El gobierno preparó así a su población ante un eventual ataque terrorista. Los servicios de inteligencia alertaron que las principales ciudades del Reino Unido podrían ser blanco de atentados terroristas ligados a extremistas islámicos.