El Ejército egipcio mató a doce turistas, entre ellos dos mexicanos, al confundirlos con terroristas del Estado Islámico. Las autoridades egipcias aseguraron que los turistas se encontraban en una zona prohibida y que en ese momento las fuerzas especiales realizaban una operación antiterrorista.
Tras este hecho, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto condenó el ataque y exigió respuesta al gobierno egipcio.