El 24 de noviembre de 1991 fallecía Freddie Mercury, el líder de Queen por una bronconeumonía, que se complicó por el sida que padecía la estrella del rock mundial. El cantante había anunciado que estaba infectado por el VIH solo unas horas antes de su partida.
Su nombre real era Farrokh Bulsara, pero nunca le gustó. Además, en sus primeros años en Inglaterra, sus compañeros no lo pronunciaban correctamente y empezaron a llamarle Freddie. Nació en África, en Zanzíbar en 1946, aunque creció en la India. Después su familia regresó al país natal del cantante, pero tuvo que huir a Londres tras estallar una revolución y allí comenzó su inolvidable legado musical.
Contaba cuarenta y cinco años cuando dejo este plano y ya había conseguido la fama mundial gracias a su extraordinaria voz. Su vida íntima, que procuró guardar para sí mientras le fue posible, fue una lucha consigo mismo respecto a su sexualidad.
Queen fue una banda en la que todos los miembros compusieron canciones inolvidables, pero era Freddie el foco de atención por su extravagancia, sus declaraciones y sus provocaciones. Mercury mostró en su carrera artística toda una estética nueva tanto en su repertorio como en su vestuario, extravagante y llamativo, que sorprendía siempre a sus seguidores y hoy a casi tres décadas de su partida lo sigue haciendo.