Desde el incidente ocurrido entre el nuevo ministro de Educación, Idel Vexler, y su antecesora en el cargo, Marilú Martens, hasta los casos más recientes, nos lo recuerdan. No se puede negar: el machismo se ha vuelto una polémica concurrente en los últimos tiempos. Un debate propio de esta época.
Basta mencionar esta palabra para generar toda una ola de las más airadas reacciones de uno y otro sector de la sociedad. Más allá de si fue o no machismo lo que ocurrió en el caso del ministro Vexler, hay algo que no podemos negar. Vivimos en una sociedad, un país y un mundo machista.
¿Cómo podemos estar tan seguros de ello? El machismo está tan arraigado en nuestra cultura que muchas veces tenemos actitudes machistas sin saberlo. De hecho, muchos de quienes definitivamente no nos consideramos y nos oponemos al machismo, hemos caído en él alguna vez.
Se llama ‘micromachismo’, ¿has oído hablar de él? Se trata de una forma de machismo tan sutil en la vida cotidiana que pasa desapercibida incluso para las mujeres, pero que arrastra toda esa carga pasada de generación en generación. Aquí te mostramos algunos casos:
1. Cuando alguien en tu familia se ofende o escandaliza sobremanera si un niño curioso juega con una muñeca o si una niña inocente se pone una gorra.
2. Cuando en tu familia Papá Noel le trae siempre cocinitas a las niñas y pelotas a los niños.
3. Cuando te sorprendes y no puedes evitar preguntarle a tu compañera de clase o de trabajo por qué viene tan guapa, aunque no tengas confianza con ella.
4. Cuando alguna vez con tus amigos ‘jugaste’ a ‘piropear’ a una chica en la calle (incluso perseguirla) sin pensar antes si a ella le incomodaba.
5. Cuando en tu casa son las mujeres las que sirven o recogen la mesa mientras los hombres esperan.
6. Cuando crees firmemente que el azul es para los niños y el rosa es para las niñas, pero ni tú mismo (a) puedes explicarte convincentemente por qué es así.
7. Cuando crees que estar siempre bien arreglada es una obligación que (como mujer) tienes para con tu pareja.
8. Cuando en tu casa es un acontecimiento especial y digno de elogios que los hombres hagan las tareas del hogar.
9. Cuando absolutamente todas tus decisiones (hasta las más básicas) necesitan siempre que las consultes con tu novio o esposo sin que puedas encontrar un motivo.
10. Cuando en tu guardarropa femenino hay ropa que solo te pondrías en ciertas ocasiones (jamás de otra manera) por que crees que es demasiado atrevida.
¿Quién no ha hecho esto alguna vez? Hombres y mujeres, a toda edad. Son en muchos casos costumbres o cultura, pero no nos engañemos: son formas de machismo y no podemos ignorarlas. Deberíamos, poco a poco, tratar de desterrarlas para las siguientes generaciones.
Recuerda que no sirve de nada darle la espalda al tema que ya está en boca de todos y con las posturas bien marcadas. El mundo de nuestros padres y abuelos no es el mundo de hoy, y en estos tiempos la tolerancia se ha vuelto, cada vez mas, la clave para una convivencia pacífica.